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“Has nadado toda la vida, dijiste, pero no habías visto nunca estas cosas.

Claro, porque aunque nadaras, nunca lo habías hecho sin tener miedo de ahogarte. Echa el cuerpo hacia atrás y te llevaré nadando hasta tu casa. Las estrellas nos guiarán, las olas nos llevarán y desaparecerán todos nuestros temores. Entrégate. El mar acaricia. Juntos llegaremos al cielo y encontraremos nuestro amor por todo.”

 

                                                                             Marianne Williamson

 

El poder de la naturaleza es maravilloso, solo tenemos que confiar, dejar que la vida nos lleve de la mano y no resistirnos para navegar contra corriente.

Si un cuerpo, si nuestro cuerpo, es capaz de crear una nueva vida ¿Cuántas cosas más no será capaz de hacer?

Si somos capaces de crear un niño y darlo a luz…

Creo, que simplemente no somos conscientes de nuestro poder, o se nos olvida.

Somos milagrosos si creemos en los milagros.

 

Hace algunos meses a una amiga que estaba embarazada de seis, le dijeron los médicos que su bebé tenía problemas de corazón y no viviría porque tenía un solo ventrículo. A nadie se le ocurrió pensar que ese bebé que aún no había nacido tuviera tantas ganas de vivir que junto a la arteria de dicho ventrículo desarrollara la otra y así solucionara su “problema” al menos momentáneamente.

Tal vez sus padres si pidieran un milagro…

A ese niño que no había nacido nadie pudo decirle que los milagros no existen.

Hoy vive con su solo ventrículo… ahora está esperando por un trasplante de corazón, pero vive cuando decían que no viviría.

En casa tengo unas flores en un jarrón desde hace casi dos meses… por los nudos de las varas cortadas crecieron raíces y ahí viven en el agua. Hace tiempo no me lo hubiera creído pero hoy yo también creo en los milagros.

 

            Hace unos doce años me practiqué una reducción de mamas y me cortaron los conductos, todos. En aquel entonces era muy jovencita y ni me planteé que algún día querría dar de mamar cuando el cirujano me advirtió que después de la operación no podría.

¿Era posible que se regeneraran y poder dar de mamar a mi hijo?

Esta es mi historia.

 

            Estefanía me ofreció su apoyo, su casa... Compartió conmigo su saber, su experiencia, su cariño, su tiempo, su energía, cuando yo la necesité, cuando estaba deprimida, desconectada de mi bebé... desesperada... Al preguntarle cómo iba a poder pagarle todo lo que estaba haciendo por mí, me dijo que ya se lo pagaría al Universo, ayudando a otras mujeres y bueno, creo que ahora me llegó el momento. Si me lo guardo para mí, habremos aprendido yo y los poquitos que me rodean. Si lo comparto, puede que mi experiencia pueda ayudar. Te la brindo con todo mi Amor y apertura de corazón.

El cirujano me dijo que no podría dar el pecho.

Cuando tuve a mi primer hijo, hace nueve años, ni me lo cuestioné, cuando en el Hospital sentí la subida de la leche me administraron antibióticos para cortarla ya que pensamos que no tenía por donde salir. A mi hijo el mayor, yo le di el biberón con todo mi Amor. Intenté tenerlo tan cerca de mi corazón como si estuviera dando pecho. Le acunaba, le cantaba, era yo la que le alimentaba. Le tenía muy cerquita y siempre me quedaron las ganas de poder darle de mamar, de saber qué se sentía.

 

Empiezo a sentirte

empiezo a sentir cómo te deslizas

por este mar de líquido amniótico como pececillo,

probando el que va a ser tu hogar todos estos meses.

 

Te deslizas dentro de mí suavemente

y tus movimientos de perciben desde afuera

como los saltos de los delfines entre las olas,

los ves cuando pasan

pero si quieres avisar

(tu papá y tu hermanito están locos por sentirte)

ya han pasado y no sabes cuando volverán a saltar.

 

Suave, como delfines sobre las olas.

Basta con esperar con la mano sobre mi vientre

para que tú vengas a saludarles

y con ese pequeño movimiento

desde “tu casita de agua”

hacernos a todos el regalo

de participar de esta maravilla.

 

 

            Cuando en el 2.000 volví a estar embarazada sentía que yo quería dar el pecho. Yo quería saber cómo era. Comencé a preguntar y encontré respuestas esperanzadoras en gente que confiaba en la medicina alternativa. Los médicos de la medicina convencional me decían que si los conductos estaban cortados no había nada que hacer. Empecé a creer que si que podían regenerarse. Me veía con mi bebé al pecho feliz, felices los dos, íntimamente unidos.

 

“Desde el corazón de la tierra

"Desde el corazón de la tierra

me salía un rugido

que, pasando por mi vientre,

te ayudaba a nacer.

 

Cuando te deslizaste de entre mis piernas

(estabas resbaladizo como un pez)

sentí un Amor muy intenso.

 

Salías de dentro de mí

y ese lugar que antes ocupabas tú

ahora se llenaba de Amor;

de un Amor que no se de donde procedía,

pero ahora venía a ocuparlo todo.

 

Y era grande,

más grande de lo que jamás imaginé

que pudiera sentir.”

 

 

            Nació Samuel, al nacer se atragantó y tardó unos minutos más de lo normal en reaccionar. Sólo tuve ocasión de tenerlo en brazos un segundo, el tiempo de verlo y ver cómo me lo arrancaban de los brazos para llevarlo a observación, no pude consolarle, presentarme, darle calorcito... ni ponérmelo al pecho.

Cuando logré incorporarme y subí a nido, donde lo tenían, ya le habían dado biberón. Los dos días que estuvo en observación le daban biberones, yo me lo ponía al pecho y él me lo cogía y a pesar del dolor de no tenerlo todo el tiempo en la habitación conmigo, éramos felices los dos.

 

 

“Ya estás aquí

Y mis brazos saben cómo acunarte

Como si hubieran estado toda la vida

Esperando para abrazarte.

Te acomodas sobre mi pecho, en mi regazo

Como si lleváramos así desde siempre.

 

No puedo dejar de contemplarte

Y dar las gracias

Como si sólo estuviéramos tu y yo en el mundo

Y el tiempo se hubiera parado.”

 

 

Pero a mí, no me salía nada, sólo unas gotitas.

Me fui a casa con unas ganas enormes de estar con él todo el tiempo, fue duro tenerlo en nido, no poder tenerlo conmigo, dormirlo junto a mí, tenerlo al pecho todo el tiempo que él quisiera y alimentarlo con esas gotitas y todo mi amor.

Me hice el propósito de no darle ya más biberón.

- Déjalo que llore, no le des más biberón, tiene que mamar con ganas para que te suba la leche.- Me dijo la pediatra cuando le dio el alta y le pregunté qué leche darle hasta que me subiera la mía (claro, que ella no sabía lo de mi operación).

 

Salí de la residencia y en casa estaban todas muy contentas, como locas con el niño, era normal, y fue como una fiesta pero yo estaba muy cansada y acababan de darme a mi bebé y... empezó a llorar... tenía hambre... Me lo puse al pecho y estuvo un ratito... pero ya él sabía lo que era un biberón. Yo intentaba relajarme, pensar que la leche me iba subir. Respiraba y me volvía a colocar al niño al pecho... y lloraba... lloraba... Nadie más confiaba, o a todos nos desesperaba verlo llorar. Al final me aparecieron  con un biberón y leche y en los días que siguieron tampoco tuve la tranquilidad ni la intimidad necesaria, además yo estaba operada y me habían cortado los conductos.

La gente no creía en milagros y yo quise creer, pero me rendí. Y rendirme fue rendirme a todo. No solo estaba rindiéndome a no dar el pecho. Rendí a la mujer más instintiva, más animal, a la que le gustaban las flores y el hogar. Empecé a ver las "falsas ventajas" de dar el biberón para no sufrir, lo que me desconectaba aún más del bebé.

Todo esto hubiera quedado aquí sino hubiera sido que la magia ya llevaba tiempo actuando en mi vida. Natividad, mi instructora de la respiración, me decía que no sabía por qué pero ella creía que Estefanía y yo teníamos que conocernos y nos presentó un par de meses antes de que yo diera a luz.

Empezaron algunas amigas a hablarme de sus "problemas" cuando empezaron la lactancia. Cómo les tardó en subir la leche, cómo la gente insistía en que dieran un biberón porque el niño no paraba de llorar, cómo sus niños lloraban y lloraban y ellas dudaban, cómo también ya se había acostumbrado a los biberones en el Hospital, en la Residencia, cómo les costó aguantar porque les desesperaba ver a sus hijos llorar,  pero aguantaron aunque flaqueaban y por fin la leche les bajó.

Comencé a pensar que si lo llego a saber antes, si yo hubiera hablado con estas mujeres antes, hubiera aguantado más, que me rendí demasiado pronto, tal vez no era problema de mi operación, a mi bebé le había pasado lo que a tantos que ya se acostumbraron al biberón.

Entonces vuelve a aparecer Estefi con la posibilidad de una relactancia. Me explica que es posible lactar después de un mes cómo era mi caso y que incluso madres que han querido dar pecho a sus niños adoptados han podido hacerlo. Mis amigos Lucy y Juanma tienen una perra que por dos veces ha adoptado un gatito cachorrito y les ha dado de mamar.

Hacía falta sobre todo muchas ganas de lactar, mucho contacto íntimo con el bebé, piel con piel, tranquilidad, descanso, paciencia...

En mi caso había también un riesgo, si me subía la leche y no tenía por donde salir se me podría complicar con una mastitis.

 

DIARIO DE UNA RELACTANCIA

 

 

         Hoy comenzamos esta aventura. Cuando se me comunicó la posibilidad de relactar muchas cosas se movieron en mí...¿Y si fracasaba? Total mi niño está creciendo bien, estamos bien así. Ya me había hecho una lista de las "ventajas" del biberón. Cuando  me rendí y dejé de intentar dar el pecho lo pasé mal, es como si una parte de mí hubiera fallado, me peleé con mis pechos, (total no servían para su función primordial...) y todo el sentimiento de grandeza, de poder, de mujer salvaje, instintiva, creadora... que experimenté con el parto se hubiera eclipsado. Y ahora que ya lo había aceptado temía volverlo a intentar y fracasar. Entonces me dije:

- Bueno, la cosa es no obsesionarme, estamos bien así, si no lo conseguimos no va a pasar algo peor, lo más nos quedaremos igual que estamos ( y tal vez me de una mastitis si me sube la leche y no encuentra por donde   salir, pero no era eso lo que me daba miedo) y si lo intentamos tal vez lo conseguiríamos, así que no teníamos nada que perder y mucho que ganar.

 

I DÍA. VAMOS ALLÁ.

            El primer paso era poner el niño al pecho, que me lo cogiera y fue para mí una lección de humildad. Lo que me llevó a rendirme fue su rechazo. Cuando me lo escupía y buscaba el biberón, mi propia falta de aceptación  salió a relucir y preferí rendirme a sentir ese rechazo.

            - Es que no lo quiere .- le contesté a Estefi cuando me dijo que me colocara el niño al pecho.

            - No siempre tiene que querer.- me dijo ella.

 

No estamos acostumbrados al rechazo... pero unas veces se quiere y otras no. Igual me pasa a mí, igual nos pasa a todos. Me faltaba confiar. Si cuando lo ponía al pecho yo estaba pensando "es que no lo quiere" ese es el mensaje que le estaba dando al bebé y él no hacía sino representar lo que ya yo esperaba. Paciencia y respirar. Y confiar. Y humildad, si no lo quiere ahora no pasa nada pero yo se lo ofrezco con todo mi Amor.

 

II DÍA. PRIMER ÉXITO

            Otro paso importante era mucho contacto desnudos, piel con piel.

Hoy aprovechamos para dormir la mañanita. Después de la primera toma (todavía de biberón) nos quedamos en la cama, desnuditos los dos, él sobre mi pecho y cuando me lo buscó y me lo usó como chupa para dormir me sentí la mujer más feliz.

 

III DÍA. CADA DÍA ES UN ÉXITO. ADIÓS A LOS BIBERONES

1ª toma

            Hoy comenzamos a hacerle creer que la leche del bibe sale del pecho por medio de una jeringa ( para que a la vez que come lo estimule) y entendí que ya no hay fracaso posible. Hoy solo ya valió la pena. Hoy parecía sentirse en la gloria cuando sintió que del pecho calentito de mami que tanto le gustaba y tanta seguridad le daba, salía además leche. Él que ya lloraba con la desesperación con que otras veces se devoraba un bibe, esta vez se calmó y por un momento se olvidó de comer. Me miraba, chupaba un poco, perdía la mirada extasiado, me encantó. Como íbamos muy lentas con la jeringa (Estefanía me ayudaba) para no cansarlo le dimos el resto en un vasito. Hoy sé, que se alimentó de mucho más que de leche de bibe. Se alimentó de mí, mi energía, mi calor, mi cariño, todo mi Amor.

2ª toma

            Estaba desesperado, no quería el pecho (jeringa). Se lo di en un vaso y por un momento temí que otra vez prefiriera el vaso porque iba más rápido, pero no, cuando se hubo saciado un poco ya no quiso más vaso y buscaba el pecho. Terminó con pecho (jeringa).

3ª toma

            Fue toda con pecho (jeringa). Ya somos unos expertos (con la jeringa) y no necesitamos ayuda, puedo hacerlo sola.

 

II SEMANA. Y YO PENSABA QUE ESTÁBAMOS BIEN

            Hace ya una semana que empezamos esta aventura maravillosa de intentar relactar; que aprendí que no era tan importante la meta en sí sino cada paso del camino. A veces nos aferramos a lo conocido y a pesar que sentimos el impulso de soltarnos, la mente se resiste a salir de la zona de comodidad; pero cuando tienes el valor de salir y seguir los mandatos del corazón, todo el Universo se alegra, vuelves a conectar con toda la magia...

 aparecen los milagros, se suceden los encuentros que te van llevando.

            Encontré a una mujer importante a lo largo de este camino que estaba negando, que había rechazado. Al volver al mundo de la razón y de los miedos y rendirme a dar el pecho, la mente automáticamente hizo intentos de contrarrestar el dolor con un despegarme del bebé, de la sencillez, de mis flores en el jarrón en el centro de la mesa. Empecé a ver las ventajas ("las falsas ventajas") de dar el biberón, así podría "hacer" "hacer" y "hacer" y ser una mujer acorde con los tiempos modernos en que "corremos".

Yo creía que estábamos bien y ahora sé que no estábamos bien ninguno de los dos. Él está mucho más tranquilo, antes comía con mucha ansiedad, no comía, devoraba y siempre se quedaba con hambre, tenía muchos gases y cuando se despertaba, inmediatamente pedía de comer con desesperación. Ahora está tan relajado se despierta tranquilo, pide de comer sin esa urgencia, come mucho menos cantidad ( lo que está bien, porque comía mucho ) y come más despacio, chupa solo, se medio duerme, come, me mira, sonríe. Al principio pensé que era él el que estaba mejor, que solo por eso valía la pena todo esto, ahora sé que yo no estaba bien, que quise matar a esa mujer salvaje, más instintiva, por orgullo y al aceptarla d nuevo en mí, vuelvo a disfrutar de toda la magia, de tanta maravilla, vuelvo a sentirme yo de nuevo, una mujer completa, ya que últimamente no sabía ni quien era. Dar el pecho ha sido el regalo más bonito que me he hecho desde que parí, esa conexión que se ha creado entre mi bebé y yo, esas horas mágicas en las que lo siento confiado en mis brazos, esa sensación tan linda que siento de dar el pecho, de intensa dicha, de relajada felicidad, ese sentirme de nuevo parte de todo, como las flores, los animales, el mar y las estrellas, cómo está mi niño lindo más satisfecho, cuán vacío lo dejaba la tetina fría del bibe.

 

III SEMANA

            Estamos durmiendo juntitos piel con piel. Anoche hacía calor y , después de que se durmió, lo dejé en un ladito, y yo me separé un poco al centro de la cama, me despertó chupando del pecho ¿ Cómo se había ido rodando y llegó hasta mí encontrando mi pecho en la oscuridad? ¡Es maravilloso !

 

"Me encanta que duermas con nosotros

es maravilloso como te deslizas en la oscuridad

y guiado por el instinto y mi olor

llegas hasta mi pecho"

 

IV SEMANA

            Hoy fue fantástico ver cómo me salían chorritos. Después que el niño hubo comido (jeringa-pecho) me apreté y salían chorritos. Estoy contentísima. Lo logramos. Tengo leche. Todavía poquita.

Hoy también apareció el aparato que va a facilitar las tomas del bebé. Me lo cuelgo del cuello y por medio de unas sonditas que con esparadrapo me pego cerca del pezón el niño va a tomar la leche del bibe a la vez que sigue tomando pecho y estimulándolo.

¡Adiós a la jeringa!

 

V SEMANA

            Ahora es comodísimo con este aparato. Lo lleno de leche y ahí lo tengo colgando del cuello y el niño mama cuando quiere. Puedo incluso estar echada dando de mamar.

Tengo el niño al pecho casi todo el día y la noche, pero me encanta. Me doy cuenta que es después que el niño estimula el pecho mamando cuando me sale más leche. Todavía sale poquito y he de seguir con las dos cosas. Estoy contenta.

 

VI SEMANA             MI LECHE TIENE POR DONDE SALIR

Al principio me salía leche por un solo orificio de cada pezón, luego por dos, ahora hasta por tres ¡Bien!

 

VII SEMANA

            Empiezo a pensar que no tendré leche suficiente para poder darle solo pecho.

Aquí tengo que dar las gracias a Lucy y Noemí por su apoyo, por su confianza cuando yo flaqueo, por sus tirones de orejas, por ayudarme a visualizar.

            - Ya tienes leche, ya ves cómo te sale, deja de decir que tienes poca.- me dice Lucy

            - Di que cada vez tienes más. Estoy segura que es tu cabeza, confía.-

Yo intento confiar, intento tener paciencia.

 

VII SEMANA

Empiezo a estar cansada. Samuel si está despierto solo quiere estar al pecho. Creo que se cansa de mamar, se queda dormido y por eso desde que despierta quiere seguir mamando. No tengo mucho apoyo de fuera. Mi compañero es un encanto pero está trabajando mucho y también llega a casa muy cansado, tengo otro niño que atender, la casa, no tengo tiempo de nada, me cuesta mucho pedir ayuda y cuando alguna vez me he quejado de cansancio no he encontrado la comprensión "si estoy así, es porque quiero, por mi manía de dar el pecho".

 

IX SEMANA

            Me rindo. Ha sido maravilloso, pero estoy muy cansada.

 

XII SEMANA

            Hace un par de semanas que volví a darle una chupa al niño, que volví a darle un biberón, ya no quiere más pecho pero está feliz. Es cierto que se estaba cansando de mamar y que saliera tan poquito y por eso siempre tenía hambre. Ahora se toma su biberón sin aquella ansiedad del principio y está de muy buen humor, se le ve feliz. Esta experiencia ha sido altamente positiva para ambos, muy bonita.

 

            Hace poco escuché una historia hablando de cómo los miedos inhiben la producción de leche. Contaba de una cierva que está dando de mamar a su cervatillo. Si de repente viene el lobo, la cierva va a esconder al cervatillo y saldrá corriendo para despistar al lobo. Si lo hace, si lo despista, más tarde vendrá a buscar al cachorrito. Si no se le cortara la leche, seguiría goteando y muy tonto tendría que ser el lobo para no seguirle el rastro. Entonces, la naturaleza que es sabia, ante una situación de stress produce una hormona que inhibe la producción de leche. La misma desconfianza, la angustia de querer, de a ver si tengo o no tengo, el no relajarme se traduce en un "miedo de no tener", esto hace que no salga toda la leche.

Hoy lo sé porque después que me relajé, que pensé "bueno , hasta aquí" y volví a darle el bibe, una noche jugando con mi compañero me chorrearon los pechos como nunca. Nos quedamos muy sorprendidos los dos. Al aflojarme y dejar de pensar en si tendría o no, por fin me bajó la leche. Entonces mi niño ya estaba a gusto otra vez con el bibe y no iba a volver a empezar. Pero ahora sé que puedo, que mis pechos pueden. Que todas las mujeres tenemos leche suficiente para criar a nuestros hijos. Que los milagros existen y que somos mucho más poderosas de lo que nos atrevemos a creer.

 

Tatiana Rodríguez 

 

 

Los poemas Empiezo a sentirte , Desde el corazón de la tierra  y   Ya estás aquí  son del libro   LOS DIOSES ME HICIERON MUJER  de Tatiana Rodríguez

Artículo publicado por la revista Respiración

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